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COVID 19: ¿FIN DEL NEOLIBERALISMO Y COMIENZO DE UN NUEVO MODELO ECONÓMICO PARA AMÉRICA LATINA?

Una respuesta a los nuevos grandes desafíos de la globalización

El COVID19 pone en evidencia las desventajas de un modelo económico en un contexto globalizado que difiere de la realidad que se vivía en los años '70.

Verónica María Gavidia Rodríguez

Publicado: 2020-04-09

La historia ha visto posicionarse una serie de principios económicos y equilibrio de potencias. El neoliberalismo es el modelo económico que acompaña la democracia de la mayoría de los países de América desde hace 30 años, aunque con varios matices.  

En el Perú, como Gonzalo Portocarrero señala, el neoliberalismo se instauró en medio del autoritarismo y la corrupción del régimen de Alberto Fujimori, por lo que no se articuló con los valores liberales y democráticos ortodoxos que lo caracterizan a nivel político. 

En general, los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado.

El COVID19 pone en evidencia las desventajas de este modelo económico en un contexto globalizado que difiere de la realidad que se vivía en los años '70 cuando el neoliberalismo fue instaurado en EE.UU y Gran Bretaña y posteriormente en los países de América Latina. 

En el Perú, el neoliberalismo ha sido transversal a nuestras políticas públicas: 

1. Promoviendo la escasa inversión del Estado en ciertos sectores primordiales como la salud a favor del sector privado.

2.Liberando a los empresarios de ciertas obligaciones tributarias y sociales con el fin de promover la competitividad.

3.Desincentivando la intervención directa del gobierno sobre las necesidades de los ciudadanos. 

4. Creando el escenario para la corrupción que nos ha llegado a agobiar como sociedad en los últimos años. 

No busco argumentar una posición favorable o contraria sobre un modelo económico que se posicionó en los últimos años a causa de una serie de hechos y variables de nuestra historia y que ha acompañado la notable reducción de la pobreza en nuestro país.

Busco señalar que en la ciencia económica, como en todas las ciencias, un modelo prevalece hasta que se descubre una nueva teoría que reemplaza la precedente o compite con ella. Somos seres en constante evolución, y la ciencia nos permite teorizar “verdades” acerca del mundo donde vivimos. 

El COVID 19 nos permite tomar consciencia de la realidad: un escenario donde afrontamos nuevos desafíos fruto de la globalización que caracteriza este milenio. A esta situación no queda más que responder con una evolución de nuestras capacidades como especie humana.

Joseph Stiglitz (citando a George Soros) ha enfatizado que Karl Popper, grande filósofo austriaco, reconoció que nuestra sociedad es un sistema complejo y en constante evolución, en el que cuanto más aprendemos, más nuestro conocimiento cambia el comportamiento del sistema.

Más allá del sistema económico que adoptaremos en algunos meses. La probabilidad que sea el fin del neoliberalismo económico tal y como lo hemos aplicado hasta el momento, a favor de otro tipo de sistema donde el Estado asuma nuevas funciones y los organismos mundiales -diferenciándolos de los internacionales- tengan nuevos roles de cooperación, es alta.

Un grande cambio viene siendo reclamado en América Latina desde hace buen tiempo, y el reflejo de esto fueron las manifestaciones violentas que se llevaron a cabo durante el 2019 en ciertos países de la región, considerada como la “Primavera Latinoamericana” en referencia a la “Primavera Árabe” - que correspondió a una serie de manifestaciones populares en clamor de la democracia y los derechos sociales en el 2010-2012 en algunos países árabes con regímenes autoritarios.

Sin tomar en consideración las teorías conspirativas entre EE.UU. y China, es muy probable que nos encontremos en un escenario de desequilibrio de potencias donde la geopolítica esté cambiando. En los últimos años hemos visto una lucha de poder entre EE.UU. y China a través del comercio internacional. Una competencia de dominación de acciones y empresas por todo el mundo. Hasta el momento, EE.UU. y su modelo económico neoliberal ha liderado el sistema-mundo (definido por Wallerstein), que llegó a influir hasta en la cultura mundial.

Es posible que la China, que se recuperará rápidamente, “salve” con la compra de bonos soberanos a algunas economías del sur del mundo como aquellas latinoamericanas, adquiriendo cierto poder y una posible posición de supremacía.

Aunque las consecuencias exactas de la crisis aún no se han determinado, incluso en el mejor de los casos, cambiará el paradigma que se necesita para abordar los desafíos de la globalización.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y múltiples recomendaciones y tratados internacionales llevan títulos relacionados a la salud, a la protección social, desocupación, etc. Ninguno con suficiente obligatoriedad para romper con la soberanía de la normativa nacional, por lo que, en resumen, son una invitación a cumplir ciertos principios de protección social a su propia discreción. Lamentablemente, estos tratados y recomendaciones internacionales no reflejan las verdaderas capacidades de los gobiernos de los países más pobres del mundo para implementar acciones y hacer frente a ciertos problemas sociales, por lo que no llegan a implementarse.

Desigualdad entre norte y sur del mundo

Es posible que los países que tienen fuerte capacidad de hacer frente a prestaciones sociales y relanzar su economía, se recuperen más rápido respecto a los países más pobres, que no gozan de los mismos recursos.

No sabemos aún si nos volveremos un mundo gobernado por la empatía, respeto al medio ambiente, una sociedad más unida, que entenderá que más allá de colores y razas somos una sola especie, que lo más importante no es tangible y que la adoración del consumismo, la veneración del capitalismo y la magia del mercado quedan en un segundo plano cuando se trata de nuestra sobrevivencia. 

No sabemos tampoco si esta crisis económica fortalecerá las diferencias entre sur y norte del mundo: los que pudieron sobrevivir a la catástrofe y los que quedaron en la miseria. Porque a pesar de la cooperación que sin duda se tendrá que activar para apoyar a los países más pobres, cada uno bailará con su propio pañuelo para reactivar su propia economía: fortaleciendo nacionalismos que refuercen las fronteras y las economías nacionales

Busquemos vivir en un mundo mejor después de todo esto, y que el escenario económico que viene no opaque todo lo que se puede aprender y evolucionar de este terrible momento.

Si la pandemia tiene un lado positivo, es que incite a los gobiernos a mejorar sus capacidades técnicas y ampliar el acceso de todos los ciudadanos a las prestaciones básicas, debido a que, en este mundo globalizado, cuando se trata de enfrentar los nuevos grandes desafíos de la globalización, ni una sociedad civil organizada ni un sector privado dinámico pueden sustituir a un gobierno que funcione bien.


Escrito por

Verónica Gavidia

Gestora Pública. Socióloga y empresaria. Reflexiono sobre política, sociedad y economía. Curiosa del mundo y amante de la naturaleza.


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